Sigo vagando por el mundo, esclava de suspiros y de miradas perdidas. Buscando un alma que me comprenda, un hombro en el que apoyarme o llorar, una sonrisa que me ayude a avanzar… Y sigo aquí, anclada, hundiéndome tras cada paso, tras cada huella que voy dejando. Escondiendo cada lágrima tras la almohada, evitando pensar mucho para así sentir poco. Y sigo con esa coraza, que ralentiza mi paso, que hace imposible mi huida. Y sigo aquí, y seguiré… Esperando, buscando… Enloqueciendo por no saber que hacer.
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